domingo, febrero 12, 2006

Guión efectista

“Ésos monstruos están destruyendo a todos y a todo cuanto queremos.
Y ustedes sin suéter…”


Puedes secuestrar mi mente, matar mis palabras y sumirme en la más profunda depresión, puedes ser guionista, productor y director de mi vida, aún teniendo miles de posibilidades te he dejado el control de mi cuerpo, el control de mis manos y el control de mis pensamientos. Ya no escribo más por mí, ahora escribo también por ti, mis días y mis noches ya no son más mis días y mis noches son tus episodios y los míos te siguen los pasos. He dejado una mancha de sangre irreparable en el parqué y tú has dejado la misma mancha de sangre irreparable en mis pesadillas. La televisión ha consumido mi cerebro, ha dañado mi psiquis. Ya no actúo más como un homo sapiens. Mi coeficiente debe ser el de un niño de doce años, mis actitudes y mi obra han sido comparadas a las de un perro chihuahueño. He visto las películas, y he leído los libros, y he escuchado la música endemoniada correcta -según mi edad, mi intención de voto y mi status social-, todos saben que el “Especial de Halloween VI” es el mejor capítulo de Los Simpsons.
A ti y a mí sólo nos une la pasión por resolver crímenes, por eso es bueno que al llegar a casa ninguno reciba con aburrimiento la llamada del otro. Amor, están dando la entrega de los Gramys en Sony, qué horror. Y sale Paul McCartney. Felizmente no somos así. Sabes que odio a Paul McCartney. Felizmente sólo nos une la pasión por resolver crímenes y la manía de ver los capítulos repetidos de La familia Ingalls y el Gran Chaparral una y otra vez. Somos como Mulder y Scully, amantes platónicos, precavidos agentes del FBI (claro que nunca verás a Mulder llamando a Scully para contarle de los Gramys). Creo que lo único que realmente quise en mi vida fue ser como Manolito Montoya y salir por televisión.
Hay un gato muerto en la puerta de mi dormitorio. Hay un gato muerto en la puerta de mi dormitorio y me tropiezo. Me despierto y hay un gato muerto en la puerta de mi dormitorio y me tropiezo. Esta mañana, me desperté, y había un gato muerto en la puerta de mi dormitorio, casi me tropiezo.